Aquel viernes 13 la superstición eran un cuento de brujas y meigas, porque la razón habitaba en aquel escenario. El año pasado me porte bien y por eso los reyes magos me trajeron un regalo en forma de papel, en el que aparecía: una vaca, unas ricas zanahorias dentro de una tele y un ovni que estaba dispuesto a hipnotizar a los humanoides que residen en la Tierra. Me regalaron música, el mejor regalo que me podían hacer y encima en directo. La fecha del encuentro sería el día 13 de abril en el Palacio de Congresos. Fue una espera larga, pero es que lo bueno siempre se hace esperar.
Un artista puede conseguir buena música con solo su presencia en un escenario, pero Manolo quería hacer de aquello un espectáculo en toda regla. Ya es sabido que sus manos tienen también el don del ARTE y por ello el escenario se envolvía de imaginación, de sueños, de sombras chinescas. Cuando algo empieza tan bien, puede dar vértigo… pero él es un gigante y por eso las alturas no le dan miedo.
Continuo el espectáculo con “canciones de un tiempo pasado” pero que hoy son consideradas autenticas reliquias : “Disneylandia”, “La sombra de una palmera”, “Aviones plateados”… En ese mismo momento me acorde de dos amigos que aprecian su buena música… bueno en realidad tres, porque su pequeñajo también está creciendo de la mano de la sonrisa amable, de la cultura inmensurable, del vocabulario extenso y brillante de Manolo.
El escenario se transformó y la penumbra dio paso a la luz y al ímpetu de “Los ángeles no tienen hélices”. El show continuaba por una senda de contrastes del pasado y del presente. Malva nos levantó de la butaca a todos los que allí estábamos. Manolo en realidad quería hacer de estos conciertos algo relajado, pero era evidente que su fuerza nos iba a contagiar a todos, pero sabía cómo reconducirnos a la tranquilidad con “Sin que sepas de mí”.
También dejo un hueco para la protesta, para criticar a esos políticos mentirosos que no dejan hablar a los ciudadanos que les han votado. Una buena intro para “Nunca el tiempo es perdido”.
Otros de los momentos claves y que demuestran que sigue muy vivo, es la explosión que generó “Un giro teatral”…
Qué culpa tengo de que seas tan fiera
Un giro teatral ha dado mi vida desde que te conociera
Qué culpa tengo de que seas tan loca
Un hombre cabal he sido que procura no descomponer lo que toca
Un hombre cabal he sido hasta que bese tu boca, tu boca!!
Y los himnos continuaban encima del escenario, “Somos levedad”, “A San Fernando, Un ratito a pie y otro caminando”, “Insurrección” “Pájaros de Barro” y muchas más. Nos regalo tres horas de arte, danza y música.
Crónica de un concierto perfecto.
PELOS DE PUNTAAAAAAAAAAA
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