jueves, 27 de septiembre de 2012

El vals del Otoño

Van caminando las nubes al son del vals del otoño. Vienen lento, no tienen prisa en marcharse. Sus mejillas se ruborizan, porque saben que la tierra necesita de su ayuda para humedecer el suelo que pisamos y para que las tardes de domingo te conduzcan sin frenos al sillón de tu casa, frente al televisor. El sol pide a gritos un hueco y un poco de presencia. Después de tantos meses como actor principal no sabe cómo actuar en éste papel de secundario. Pero sigue allí arriba, sobre las nubes, dándolas calor en la penumbra. Sabe hermanarse con sus parientes de la naturaleza.

Los colores se difuminan en el horizonte, van desapareciendo los verdes intensos, dando paso a los amarillos-rojizos y grises del otoño. Mudan sus vestidos, dejándolos en el armario para que al año que vienen luzcan con el mejor lustre.

Con la vista puesta atrás, podré adentrarme en este nuevo escenario que ha preparado la naturaleza. Dejaré grabado en mi mente los surferos encima de las olas del Mediterráneo, la arena blanquecina de la playa de A Lanzada, el sol, las arenas del Rocio, lo blanco de los pueblos malagueños, las arboladas que rodean las carreteras galegas en las que daban ganas de adentrarse para perderse sin mirar las manecillas del reloj , la fortaleza de Baiona, los barcos pesqueros que adornan ese mar tan lindo, las gaviotas revoloteando mi cabeza, un juramento de amistad con moneda en mano, la vida submarina del mar cristalino del norte, esos hórreos, los colores de los arcos de la Mezquita de Córdoba….su silencio impenetrable, las gallinas correteando por el Parque de la Paloma, lo pequeñito que se ve todo desde el Mirador O Con Do Forno, los cantes rocieros, los atardeceres, el calor sevillano, esas ricas cremas de orujo, figuras que se dibujan en las rocas, nubes que cobran vida, los caballos salvajes en la marisma, uvas en las laderas de un precioso paraje llamado Ribeira Sacra, la tranquilidad, la felicidad al poder tararear las canciones de mi grupo favorito en medio de una marea de gente que salta y grita sus himnos. Podría seguir y seguir pero dejaré que mi mente continúe grabando todo a buen recaudo en mi cabecita para poder disfrutar de esos momento en cualquier momento.

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